Comúnmente se define el síndrome del quemado o burnout como un tipo de estrés laboral caracterizado por un estado persistente de agotamiento tanto físico como emocional y mental, el cual sería una respuesta a situaciones estresantes presentes en el entorno (organización) y que repercuten en la salud de la persona. El síndrome del quemado no es algo que sucede de forma instantánea, sino que se atraviesa por un proceso paulatino, en el cual las personas viven diversas fases, que van desde la pérdida de interés en las actividades laborales y personales hasta la depresión profunda.
No debe confundirse el síndrome del quemado con estrés laboral, ya que hay varias clases de estrés y este es solo uno de ellos. El síndrome del quemado sería, más bien, la respuesta a situaciones de estrés crónico que tienen su origen en el entorno laboral y que repercuten en la persona, aunque también en la organización donde trabaja.
No todos asimilamos de la misma manera el estrés laboral o reaccionamos ante este. Hay diversas manifestaciones del síndrome del quemado, que varían de una persona a otra. Las más comunes son:
Si bien el síndrome del quemado es una situación que se presenta en la persona en su relación con el entorno laboral, como sucede con muchas otras cosas, no hay una única causa o un solo factor determinante, más bien hay de dos tipos: personales o individuales y los de tipo organizacional, relacionados con el entorno o ambiente de trabajo.
Comúnmente, el síndrome del quemado se presenta en personas que tienen un gran sentido de pertenencia con su labor y una fuerte conexión con su profesión, la cual han escogido vocacionalmente, porque se sienten identificados con ella y con lo que hacen. Esto les genera un mayor nivel de autoexigencias, ya que, cuando existe tal nexo afectivo con el trabajo, la persona quiere hacer todo, asumiendo tareas y funciones que no le corresponden, trayendo un desequilibrio entre lo laboral y la vida personal, saturándose a menudo y volviéndose un adicto al trabajo (trabajólico).
Esta particularidad de la persona, en contacto con situaciones poco gratas en el espacio laboral, se traduce en el síndrome del quemado. Entonces, se puede decir que las situaciones del entorno laboral son más bien un detonante para que se presente el síndrome del quemado, donde el individuo experimente falta de realización personal y profesional, por la frustración de sus expectativas y el desarrollo de las actividades en situaciones poco gratas e ideales.
Entre las situaciones en el entorno laboral que se pueden convertir en causas del burnout:
Otro asunto interesante es que el síndrome del quemado se presenta mucho más en personas que tienen trato con el público o cuyo trabajo consiste en lidiar permanentemente con personas.
El síndrome del quemado nos puede afectar en nuestro desempeño laboral, en nuestra vida personal y familiar y también a la organización en la que trabajamos. Se puede decir que el síndrome del quemado nos afecta, desde un punto de vista:
El síndrome del quemado puede degenerar en diversas situaciones, ya que se comienza a abusar a de sustancias (psicofármacos, alcohol, drogas, cafeína) que afectan la salud y el funcionamiento psíquico, agravando el problema, en un círculo vicioso. Así, los síntomas pueden evolucionar a situaciones más graves; se puede llegar a una depresión profunda y a experimentar deseos de suicidio, al no poder escapar de la situación; incluso, muchas enfermedades (como el cáncer) están relacionadas con una situación de estrés prolongado.
En la medida que el síndrome del quemado es producto de la situación de estrés laboral, que depende tanto del individuo como de la empresa, a cada uno le competen responsabilidades para prevenir su aparición, atenuando los factores que contribuyen con su aparición y mantenimiento, lo cual también redundará en la disminución de las manifestaciones, cuando ya este síndrome se ha presentado.
En este sentido, corresponde a la empresa, en primer lugar, evaluar al personal en los diversos aspectos, principalmente en lo que se refiere a la satisfacción con las labores, el entorno, las relaciones; por supuesto, esta evaluación precisa de herramientas adecuadas (instrumentos y técnicas), para que los trabajadores se expresen libremente, todo lo cual permitirá mejorar las condiciones de trabajo dentro de la organización, al proveer información sobre los factores que pueden ser estresantes, permitiendo identificarlos y eliminarlos.
En este orden de ideas, los gerentes de la organización deben ser los responsables de mantener políticas comunicativas no coercitivas ni amenazantes, que generen estrés, realizando jornadas de socialización, estableciendo mecanismos de promoción y reconocimientos, entre otras. En un ambiente laboral grato, la actitud del trabajador será más asertiva. Si bien no se pueden eliminar los factores estresantes, es posible gerenciarlos, como tantas cosas en la vida. Incluso, se pueden efectuar reuniones con los trabajadores para diseñar un plan anti-estrés; así se sentirán tomados en cuenta.
En cuanto al trabajador, en caso de presentar situación de estrés laboral, debe tomar por su lado ciertas medidas; en primer lugar, evitar saturarse de trabajo y de responsabilidades que no le competen, tomar descansos cuando no encuentre una solución, tratar de realizar actividades recreativas y de esparcimiento (por supuesto, fuera de la jornada laboral); lo más importante: debe reflexionar y autoevaluarse, acerca de las labores que realiza y las expectativas que tiene con respecto al trabajo, buscando siempre el equilibrio entre sus aspiraciones y lo que le ofrece la organización.
Si está experimentando una situación de insatisfacción con su trabajo, analice lo que pasa, para redescubrir lo que le gusta de su profesión. En caso de que no se sienta cómodo con ciertas situaciones, debe manifestarlo a sus supervisores, en buenos términos, discutiendo las cosas que le afectan; y evaluar, en última instancia, si el estar en la organización es lo que realmente desea y le hace sentir bien.
Si las situaciones de estrés persisten, debe acudir a terapia, para aprender a lidiar con las situaciones que le producen estrés. De ninguna manera debe automedicarse ni consumir sustancias que creen que le puedan ayudar y que, más bien, terminaran por afectar. Hay grupos de ayuda, que también pueden dar respuesta a estas situaciones. Y aunque no son sustitutos de terapia profesional, el conocer a personas iguales a nosotros, que han aprendido a lidiar con el estrés laboral, nos puede dar también interesantes herramientas.
Para saber más:
– Consejos para aprender a lidiar con el estrés en el trabajo
– Aprende técnicas para manejar el estrés y relajarte
– Deshazte del stress laboral