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¿Crecer o mejorar? He ahí el dilema

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Más no siempre es más

La idea que se tiene muchas veces de una empresa exitosa es crecer o mejorar, lo que guarda relación con volúmenes: gran capital, sucursales en muchas partes, una gran cantidad de empleados. En los medios, se celebran las fusiones entre grandes, que las llevan a ser más grandes. Cierto es que esto suele traducirse en volumen de operaciones mayores y, por supuesto, más ingresos; pero tiene sus bemoles.

Cegados por esta idea, muchos se lanzan a la aventura de crecer sin parar, abriendo departamentos y operaciones, lanzando líneas. Pero, la verdad sea dicha, al momento de enfrentar una crisis, las grandes empresas no están mejor preparadas que las pequeñas; dicho de otro modo, en el mundo animal y en el mundo empresarial, el tamaño no es garantía de supervivencia. Grandes y pequeñas pueden sucumbir por igual, si no están preparadas.

Crecimiento empresarial y crecimiento estratégico

En el sentido estricto del término, el crecimiento empresarial no es cuestión de volumen absoluto, sino relativo, ya que la mejor definición de crecimiento empresarial viene dada por el hecho de alcanzar las metas propuestas para el siguiente nivel.

El crecimiento empresarial se mide, por supuesto, en rentabilidad. Esta puede aumentar de varias formas: incrementando la producción de lo que ya se hace; diversificando la producción, lanzando nuevas líneas de productos o servicios; abriéndose a nuevos mercados o reduciendo costes para incrementar el margen de ganancias.

Cualquiera que sea la opción de crecimiento empresarial (con excepción de la última), todo esto implica, indudablemente, mayor inversión. Esto nos lleva a identificar varias formas de crecimiento empresarial:

  • El interno u orgánico, que se da mediante la reinversión de los beneficios o a través del aumento de capital por parte de los mismos inversionistas. Esto tiene la desventaja de que el crecimiento puede ser limitado y más lento; pero se tiene mayor control sobre lo que se hace y no se incurre en endeudamientos.
  • El crecimiento externo implica, al contrario del anterior, fuentes de financiación externa para el crecimiento. La desventaja es, obviamente, endeudamiento, gastos por pago de intereses de deuda; la ventaja es que puede ser mayor la obtención de los recursos e, incluso, más rápida.
  • El crecimiento estratégico, por último, implica adquisiciones y fusiones. La desventaja de este es que el control inicial que se tenía se verá un poco mermado, teniendo que dar participación en las decisiones a los nuevos inversionistas. Aunque esto no tiene que ser negativo; al contrario, pueden aportar nuevas ideas.

Los problemas de crecer tanto

  • Cuando hay fusiones, se pueden producir contratiempos por las diferencias con respecto a las maneras de hacer las cosas.
  • Posibles desacuerdos entre nuevos y viejos socios y/o gerentes.
  • Mayor complejidad en la mayoría de los aspectos: manejo de volúmenes de operaciones, gestión de recursos humanos, comunicación interna.
  • Altos costos de reestructuración de la empresa resultante de la fusión.
  • Lentitud en los procesos, posterior a la fusión, mientras se readaptan los mismos.

Por qué es mejor el mejoramiento continuo

El mejoramiento continuo es la resultante de la suma de todos los procesos y todas las acciones conjuntas, lo que permite que en la empresa haya menos fallas en dichos procesos, haciéndole más competitiva, creando productos y servicios de mayor calidad o mejorando los ya existentes, para mayor satisfacción del cliente. En tal sentido, el mejoramiento continuo constituye un esfuerzo sostenido para implementar mejoras en cada una de las áreas de la organización; aunque la perfección nunca se alcanza, pero siempre nos podemos acercar a ella.

El mejoramiento continuo es, asimismo, una filosofía, que debe ser parte de la cultura y del trabajo que se realiza en la empresa, implicando una mejora de los procesos, para hacerlos más efectivos, eficientes, incluso adaptables a las necesidades de la organización y, por supuesto, del cliente, partiendo del supuesto de que no solo todo método de trabajo es susceptible de ser mejorado, sino que debe ser mejorado; si tomamos en cuenta la realidad cambiante del mercado.

Todo esto se logra: identificando y eliminado errores en los procesos, reduciendo demoras en la producción y entrega, maximizando el uso de activos y el esfuerzo de los trabajadores (que no debe aumentarse, sino reenfocarse en lo necesario), simplificando los procesos y adaptándolos, reduciendo gastos innecesarios.

Por tanto, el mejoramiento continuo tiene como objetivos:

  • Diseñar e implementar procesos que respondan a las necesidades de la empresa y de sus clientes.
  • Evitar que se desperdicien esfuerzo, energía y recursos, haciendo que los miembros de la organización realicen los procesos necesarios y de la manera adecuada.
  • Mejorar la eficiencia y efectividad para que el trabajo se realice mejor, de manera más rápida y con ahorro de recursos.
  • Fomentar las fortalezas y mejorar las debilidades de la organización.
  • Elevar los niveles de productividad y rentabilidad, haciendo que la organización sea más competitiva en el mercado.
  • Crecer o mejorar.

Crecer y mejorar no tienen que ser antagónicos. Para matizar un poco lo dicho hasta ahora, el crecimiento empresarial no es nada malo per se, si es una necesidad o, mejor dicho, si surge como parte del proceso de evolución natural de la actividad comercial. Pero crecer por crecer de un modo ciego, para mostrar que somos más grandes que otros, lo que hace es abrir lados flacos.

Esto también nos da a entender que no es indispensable crecer en volúmenes de inversión, aumentar la producción o cosas por el estilo. Mejorar la calidad por sí misma nos puede hacer crecer mucho más y sin crear una situación dramática para la organización. Lo mejor que podemos hacer es ser mejores y prepararnos para los retos, incluso para las crisis. Los grandes no son invulnerables; también caen. Hasta en política se cumple esto. Grandes imperios de la historia no sobrevivieron. Pequeños Estados y reinos han demostrado ser más funcionales y longevos.

Ni siquiera en mundo animal el tamaño es algunas veces factor determinante, como lo prueba el hecho de que animales microscópicos sobrevivieron a hecatombes en tanto que los dinosaurios se extinguieron. El hombre mismo no ha necesitado ser más grande ni más fuerte para dominar a las demás criaturas del planeta. Solo ha sido más inteligente.

Si lo que queremos es crecer, tenemos que saber que esto no siempre significa invertir más, sobre todo si los procesos no se están desarrollando de manera adecuada: inversión extra no haría que mejoráramos lo que estamos haciendo mal. Si algo no está funcionando y le ponemos más recursos, estos se irán por un pozo sin fondo.

Un incremento en nuestra productividad puede ser simplemente el resultado de eliminar lo que está desgastando nuestros esfuerzos. Haciendo una analogía, es como si en lugar de comprar un auto más potente para llegar más temprano al trabajo, usemos una vía alternativa, menos congestionada.

Son varias las ventajas que da el mejoramiento continuo con respecto al crecimiento empresarial: se incrementa la competitividad, pero las mejoras se logran en un plazo más corto, sin caer en un letargo; no hay que cambiar drásticamente la cultura de la empresa; no hay endeudamientos y, por último, se reducen los costos.

Para saber más:
7 claves para evitar que el crecimiento se detenga en tu empresa
Las estrategias comerciales más eficaces para lograr un rápido crecimiento

Andrés Luco
Andrés Luco
Ingeniero Civil Industrial, Pontificia Universidad Católica de Chile. MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez. PDE Universidad de Los Andes. Socio fundador de Business Consulting.