Columna: Innovar es conectar cosas
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20 junio, 2016Seguro te ha pasado que al final de una presentación, todos siguen en silencio luego de escuchar la frase: ¿alguna pregunta? Si allí hubiese innovadores, ellos llenarían el vacío con complejas preguntas que invitan a la reflexión.
El cuestionamiento es un modo de vida para los innovadores. Ellos formulan más preguntas que los demás, pues así buscan entender mejor qué es una cosa y lo que podría ser. Usualmente sus preguntas son provocadoras y disparatadas, cuestionan el status quo e invitan a la exploración de nuevas posibilidades y fronteras.
¿Cómo podemos aprender a formular este tipo de preguntas? No es nada fácil y ya decía Peter Druker, el mayor filósofo del management, que lo difícil e importante no es encontrar las respuestas correctas, sino las preguntas adecuadas.
Las preguntas disruptivas se inician explorando en las profundidades de aquello que ya es, para luego elevarse a las alturas de aquello que podría llegar a ser.
Escarbar bajo la superficie y cuestionar las causas de las cosas, es fundamental para entender los factores que las explican y sus posibles consecuencias. ¿Qué está ocurriendo?, ¿cuál es la motivación que lo causa? Son interrogantes fundamentales para comprender de manera empática la experiencia de los demás.
Luego vienen las preguntas ¿por qué si? o ¿por qué no?, ¿qué pasaría si?, que permiten descubrir soluciones aparentemente ilógicas pero sorprendentes. Pero no es suficiente con la primera respuesta. Es necesario formular dos o tres veces la misma pregunta de un modo diferente, para descubrir nuevas ideas de negocios.
Parece sencillo, pero para ser un gran preguntador hay que tener la autoestima tan alta como para atreverse y la humildad tan desarrollada como para abrirse a aprender de los demás. Nuestra cultura empresarial exige a los ejecutivos generar mejores estrategias de negocio, pero los censura si cuestionan públicamente los modelos que rigen a sus compañías.
No hay que olvidar que el liderazgo comprende plantear preguntas que cuestionan la realidad, independiente de quien la haya creado. Si no estimulamos en nuestras empresas la formulación de preguntas disruptivas, no podremos innovar.
Columna escrita por Andrés Luco.